En este momento estás viendo Planificar para contener: hacia ciudades seguras, resilientes y sostenibles

Planificar para contener: hacia ciudades seguras, resilientes y sostenibles

En las últimas semanas, los municipios de La Paz y Los Cabos han vivido una serie de eventos violentos que, además de activar protocolos de seguridad, han puesto en evidencia las vulnerabilidades estructurales de su modelo de desarrollo urbano. 

La violencia no solo afecta la percepción de seguridad inmediata; erosiona también la cohesión social, paraliza la actividad económica y debilita la resiliencia urbana.

Este contexto obliga a repensar la manera en que planeamos y gestionamos nuestras ciudades. Más allá de las soluciones de emergencia, necesitamos actuar desde la raíz: desde el diseño y la planeación espacial informada sobre las vulnerabilidades de nuestras ciudades.

Las ciudades frente a riesgos complejos

La violencia, al igual que el cambio climático, las pandemias o las crisis económicas, constituye un riesgo complejo que afecta simultáneamente múltiples sistemas urbanos.

Cuando los espacios públicos se perciben como inseguros:

  • Se rompe el tejido social.
  • Se disminuye la calidad de la movilidad cotidiana.
  • Se erosionan los valores de confianza, solidaridad y pertenencia.

Estos valores son indispensables para la resiliencia urbana.

En zonas turísticas como La Paz y Los Cabos, el impacto económico de la violencia es inmediato: afecta sectores estratégicos como el turismo, el comercio y los servicios.

La capacidad de una ciudad para recuperarse frente a este tipo de crisis no depende únicamente de su infraestructura física. También es fundamental:

  • Su capacidad de gobernanza efectiva.
  • Su comunicación social responsable.
  • Y una planeación urbana orientada a la contención y la resiliencia.

Planificar para contener

En este contexto, el concepto de «contención urbana» adquiere una nueva dimensión. No se trata únicamente de controlar el crecimiento disperso o proteger la frontera urbana: se trata de diseñar ciudades capaces de contener los riesgos, donde la configuración espacial reduzca la exposición a amenazas, fortalezca la cohesión social y promueva entornos urbanos seguros.

Planificar para contener implica:

  • Diseñar espacios públicos activos y seguros donde la presencia social y la actividad cotidiana disuadan conductas delictivas, como lo explica bien Jane Jacobs en su libro Muerte y vida de las grandes ciudades.
  • Fortalecer la infraestructura verde y azul, usando parques, corredores ecológicos, arroyos y zonas de amortiguamiento como barreras naturales frente a amenazas climáticas y sociales.
  • Fomentar la proximidad de servicios esenciales, disminuyendo desplazamientos innecesarios y aumentando la vigilancia natural y el sentido de comunidad.
  • Promover la participación comunitaria en la planeación y en el monitoreo urbano, fortaleciendo la corresponsabilidad social en la prevención del crimen (Coaffee y Lee, 2016).
  • Aplicar soluciones basadas en la naturaleza (SBN) para restaurar ecosistemas locales, mejorar la habitabilidad urbana y reconstruir el sentido de identidad territorial.

Este enfoque reconoce que una ciudad segura no es una ciudad blindada, sino una ciudad viva, densa, diversa y conectada.

Seguridad, resiliencia y confianza pública

En días recientes, las cámaras empresariales de La Paz y Los Cabos han hecho un llamado a las autoridades para «informar de manera constante y precisa». 

Este llamado debe ser entendido no solo como una estrategia económica, sino como una acción vital para la resiliencia urbana.

La confianza pública es un activo urbano crítico: Sin confianza, las ciudades se fragmentan; la ciudadanía se retrae; el miedo reemplaza a la colaboración social.

La gestión estratégica de la información debe integrarse hoy como parte de la planeación urbana moderna. Esto implica:

  • Construir narrativas urbanas responsables que expliquen los riesgos y fortalezcan el sentido de agencia ciudadana.
  • Fortalecer canales oficiales de comunicación rápidos, claros y confiables.
  • Combatir activamente la propagación de rumores y noticias falsas que generan pánico e inestabilidad.

Comunicar bien también es proteger la ciudad.

Un modelo de desarrollo en tensión

La Paz y Los Cabos enfrentan un desafío mayor que la violencia coyuntural: La fragilidad de un modelo de desarrollo urbano que ha priorizado el crecimiento rápido sobre la construcción de comunidades sólidas y resilientes.

Por décadas, el éxito turístico y la expansión económica se acompañaron de una expansión territorial desordenada, de infraestructura urbana insuficiente, y de la creación de barrios aislados, desconectados del tejido urbano principal.

Hoy, la violencia revela las consecuencias de haber priorizado la cantidad sobre la calidad del espacio urbano.

Construir ciudades que sepan resistir

Planificar para contener es reconocer que las ciudades deben ser diseñadas no solo para prosperar en condiciones favorables, sino también para resistir en contextos de crisis:

  • Resistir la violencia fortaleciendo su tejido social.
  • Resistir las crisis climáticas restaurando sus ecosistemas urbanos.
  • Resistir la fragmentación económica construyendo cohesión social y equidad espacial.

El futuro de nuestras ciudades dependerá de su capacidad para protegerse, regenerarse y cuidarse a sí mismas en un entorno global crecientemente incierto.Hoy más que nunca, necesitamos construir ciudades que no solo crezcan, sino que también sepan resistir.

Deja una respuesta