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Qué son las aguas en fase subterránea y por qué La Paz depende de ellas

A lo largo de nuestra vida hemos escuchado muchas afirmaciones sobre el agua, algunas de ellas ciertas y otras que, aunque ampliamente difundidas, no lo son del todo. 

Una de ellas es sobre las “aguas subterráneas”, que generalmente las imaginamos como grandes albercas o ríos que existen debajo del suelo.

Del total de agua que existe en nuestro planeta, solo el 2.5% es agua dulce. Y de ella, el 1% se encuentra en la superficie, el 30% circula en el subsuelo y el casi el 70% está congelada en los casquetes polares.

Por eso, ciudades en regiones áridas como La Paz, dependen del agua en fase subterránea.

La Paz y el agua en fase subterránea

México cuenta con una gran extensión de zonas áridas y semiáridas, donde el agua es un recurso limitado. Sin embargo, ciudades como La Paz han logrado abastecerse y sostener actividades económicas como la minería, la agricultura y el turismo. 

Esto ha sido posible gracias a la existencia del agua en fase subterránea, aunque su disponibilidad se ve cada año más comprometida.

Uno de los mitos más extendidos del agua es la existencia de grandes ríos subterráneos que fluyen bajo la tierra. La realidad es que el agua en fase subterránea se mueve a través de poros y fracturas en las rocas, en un proceso complejo y dinámico. 

Para conocer más sobre este fenómeno, conversamos con Alessia Kachadourian Marras, hidrogeóloga experta en el funcionamiento sistémico del agua.

Desmitificando los ríos subterráneos

Contrario a la creencia popular, Alessia afirma que no existen ríos subterráneos en el sentido tradicional sino que el agua se filtra a través del suelo desplazándose lentamente a través de las fracturas y porosidades de las rocas. 

Para ejemplificar esto Kachadourian comparte que lo que ocurre en la Península de Yucatán, con los cenotes y su sistema de cavernas, es algo único que se debe a la magnitud de los poros del suelo tipo kárstico. 

Pero en otros tipos de suelo donde los poros son muy pequeños, el agua también circula todo el tiempo, aunque sea difícil de percibir. 

“Esto significa que no está estancada ni esperando a ser extraída, sino que forma parte de un sistema dinámico de recarga y descarga que varía según las condiciones del suelo, la vegetación y el clima. 

“Por eso, aunque en la superficie veamos sequía, el agua sigue su curso subterráneo, alimentando ecosistemas y reponiendo acuíferos con cada ciclo de lluvia. 

“Esta movilidad es clave para entender que el agua subterránea no es un recurso inagotable ni independiente del resto del ciclo hidrológico, sino un componente vital de un sistema interconectado que debemos gestionar con conciencia y responsabilidad.»

¿Pero de dónde proviene el agua que se encuentra en fase subterránea? Alessia señala que la recarga de estos acuíferos depende de la infiltración del agua de lluvia, un proceso que puede tardar décadas o incluso siglos, dependiendo de la geología del terreno y la cantidad de precipitación.

El agua es una sola

Otro de los errores más comunes al explicar el ciclo hidrológico, es querer separar el agua. Decir que existe agua superficial y agua subterránea. 

Alessia Kachadourian hace hincapié en que el agua es una sola que en algún momento se encuentra en la superficie y otras veces en el subsuelo. 

“Es la misma agua que tú ves circulando en un río, que tú ves en una planta, que tú ves en el suelo, que tú ves en la atmósfera, en las nubes, en la lluvia, en la nieve.»

El agua que está contenida en un cactus, alguna vez estuvo en una nube, y también pudo haber estado en el subsuelo viajando durante décadas. Y lo mismo pasa con el agua contenida en nuestro cuerpo.

«El problema con entender el agua de manera fragmentada es que nos alejamos de su principal cualidad, la ubicuidad”, enfatiza Alessia. 

Es decir, que el agua se encuentra presente en todos lados y al mismo tiempo, cumpliendo las mismas funciones.

El agua que está contenida en un cactus, alguna vez estuvo en una nube.

El viaje del agua en el subsuelo

El agua en fase subterránea se encuentra en un movimiento constante, similar al flujo sanguíneo en nuestro cuerpo. A medida que se infiltra, atraviesa capas de suelo y roca, interactuando con minerales y materia orgánica que alteran su composición química. 

Este proceso explica por qué el agua subterránea tiene características distintas en cada región.

El agua subterránea no es un recurso aislado, sino que forma parte de un sistema interconectado con ríos, lagos y humedales. 

Alessia recalca que clasificar el agua en “agua superficial y agua subterránea” sería como pensar que hay “sangre cerebral y sangre de los pies”. Ella afirma “es la misma sangre que en un momento pasa por tu cerebro y luego viaja al resto del cuerpo”. Así es como viaja el agua.

La extracción va más rápido que la circulación

Cuando se extrae más agua de la que se recarga naturalmente, los acuíferos pueden agotarse, lo que pone en riesgo el suministro de agua para futuras generaciones, condición en la que se encuentra la Cuenca de La Paz, en Baja California Sur.

La Comisión Nacional del Agua (Conagua) reportó en 2023 que en La Paz existía un déficit de 27.82 millones de metros cúbicos anuales, cifra que incrementó en más de 355% respecto al anterior reporte de 2020.

Y aunque la Conagua publicó en el Diario Oficial de la Federación que “no existe volumen disponible para otorgar nuevas concesiones y asignaciones, ni incrementar el volumen de las ya existentes en el acuífero La Paz, clave 0324”, se siguen anunciando nuevos desarrollos inmobiliarios para fines turísticos, principalmente.

Replantear nuestra relación con el agua

La sobreexplotación de los acuíferos y la falta de recarga adecuada han generado problemas de disponibilidad, lo que hace urgente replantear nuestra relación con el agua subterránea.

Si bien la mayor cantidad de agua dulce disponible para consumo humano está en el subsuelo, se debe respetar su ritmo. 

«Nosotros hemos estado interactuando de tal forma con el sistema hidrológico que hemos ido modificando, dificultando, atropellando sus funciones naturales», señala Alessia, especialista en la teoría de sistemas de flujo de Tóth.

También es importante esclarecer la escasez del agua, presente en el discurso popular. 

Hay que recordar que el agua no desaparece, y que hoy existe la misma cantidad de agua que hace al menos 4 mil millones de años. Lo que ha cambiado es la forma en la que accedemos a ella.

La tan mediática escasez del agua en realidad es una crisis administrativa, derivada de decisiones que priorizan ciertos sectores sobre otros. 

«La llamada escasez es una escasez administrativa creada por personas que administran decidiendo quién sí tiene agua y quién no, a qué hora sí tienes y qué no, de qué calidad vas a tener y de qué calidad no vas a tener. Eso es la escasez», concluye Alessia.

Recientemente, la administración municipal de La Paz anunció la construcción de una nueva presa que captará el agua de lluvia y la distribuirá a colonias donde se reporta mayor distribución del agua.

Sin embargo, la construcción y el bombeo del agua hacia la ciudad, consumirán una gran cantidad de energía, además de una exposición del agua almacenada a las altas temperaturas y una evidente evaporación.

En contraste, algunas personas especialistas en la gestión del agua, señalan que con menor inversión, se podrían instalar infraestructuras verdes en las sierras y sus alrededores, tales como presas de gavión para contener el agua que corre por los arroyos cuando llega a caer lluvia.

Este tipo de técnicas, podrían almacenar agua en el subsuelo, además de regenerar el suelo que ahora está erosionado.

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